Escritos Mensuales

Si tenemos salvación estaremos seguros de que un final inevitable será, de alguna manera, llegar a su presencia, para alabarle por la eternidad.

¿Todavía conservas tu esperanza de tiempos mejores? O solo es una declaración filosófica, poética, una retórica religiosa, que no convence a nadie, ni a nosotros mismos. Hay que aferrarse a sus promesas, a su Palabra, mirar hacia arriba a la boca del pozo, Él se asomará, sonreirá porque ha descubierto en nuestro interior que no hemos claudicado. (“Pacientemente esperé”).

El pecado causó la caída de la creación del estado perfecto en que Dios lo creó todo. El mundo está sujeto a frustración y deterioro a fin de que no cumpla con su propósito original. Un día la creación será liberada y transformada. Mientras llega ese día, esperemos con impaciente expectativa la resurrección de los hijos de Dios.

Cero política, cero divisiones étnicas, ni segregación por estatus social, ni esclavitud, ni altos conceptos personales y egoístas, reconociendo que por la gracia de Dios somos quienes somos viviendo agradecidos por ello.  Nuestro enfoque sería estar cerca de los procesos de la regeneración, santificación individual y el crecimiento a una estatura espiritual como Cristo.

Diciembre:  Volvemos al mes de las luces, adornos y nacimientos, del mundo de la fantasía y del derroche de dinero, una fiesta aparentemente dedicada a Aquel que dijo:  Yo soy la Luz de este mundo.  Un cumpleaños más del que fue anunciado con una estrella, y quien sería llamado “la estrella resplandeciente de la mañana”.