SANANDO LA REBELIÓN
Otra vez, igual que en 2 Crónicas 7:14, vemos el llamado al pueblo pecador para que se arrepienta:
Dios los invita a realizar ciertas acciones (versículos 1-3)
Vuelve de cualquiera de tus caminos – equivocados.
Asume actitud de súplica
Pide mi ayuda para iniciar un cambio, del pecado a hacer lo bueno.
Renuncia al mundo y sus idolatrías
En lugar de castigo Dios les ayudaría, por lo cual reaccionarían positivamente:
Te alabaremos (te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios)
El desamparado recibirá de ti (en ti el huérfano alcanzará misericordia)
SANARÉ SU REBELIÓN
La Palabra de Dios nos ofrece un tema de sanidad inesperado, la sanidad de la rebelión. No hay error, Dios promete tratar nuestras rebeliones hasta sanarlas.
La rebelión es el “levantamiento contra una autoridad o un gobierno, en especial cuando se realiza con el fin de derrocarlo y sustituirlo por otro.” (Google)
No nos conviene rebelarnos. Lucifer quiso hacerlo y fue echado del cielo para esperar la sentencia que le condena a la total destrucción por parte de Dios. Mientras esto se ejecuta, este enemigo siembra semillas de rebelión en las naciones, y con gran sutileza crea condiciones y engaña al pueblo de Dios. Murmuración, menosprecio, cuestionamientos, son caminos que terminan dando fruto de sedición y dividen a la iglesia.
Dios tiene maneras para tratar drásticamente la rebelión. La nación de Israel fue tratada por medio de la dispersión y la humillante esclavitud por setenta años como medicina contra la idolatría y la rebelión. De allá, de Babilonia y Asiria volvieron dolorosamente curados, sin que se repitiera en su historia posterior la idolatría.
Revisemos nuestras rebeliones ocultas y nuestras idolatrías disfrazadas. El Fiscal del Cielo destituyó al gran Rey Saúl con este argumento:
Leamos al principio (arriba) la invitación a las acciones correctivas, porque vendrá la disciplina de Dios sobre nuestra nación. Su trato disciplinario, aunque doloroso, sana y nos deja en buenas condiciones espirituales.
Oremos por Panamá, por toda la violencia, corrupción, caos político, valores trastocados y abuso de autoridad. Pero oremos por nosotros mismos, por la Iglesia, que Dios sane las rebeliones internas… nuestro grande y misericordioso Dios dice que EL NOS SANARÁ, NOS AMARA A PESAR DE TODO… SERÁ POR PURA GRACIA… aprovechemos la oportunidad para que se cumpla sobre Panamá lo que EL dijo: “mi ira se apartó de ellos…” ¡ASÍ SEA!