EL CAMINO A LA SANIDAD
¿Cómo somos sanados?
Veo varios caminos, al final de los cuales, pueda suceder lo esperado según sus promesas. Aún sin mucha espera, por la intervención directa, repentina y maravillosamente sobrenatural, su gracia puede sorprendernos con milagros de sanidad que nos dejen con la boca abierta de sorpresa y agradecimiento. No hay nada imposible para Dios. Él está por sanar a su pueblo.
El camino de la fe en la obra redentora
Nos referimos a su provisión de sanidad expresada en las Escrituras. Jesús entregaba su vida por nosotros comprando nuestra salvación y nuestra sanidad porque estaba prometido por el Padre: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” (Isaías 53:4-5). Estas y otras promesas son la provisión para pararse frente a la enfermedad y someterla por la fe en lo que Cristo hizo por nosotros.
El camino de la fe directa
Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. (Mateo 9:20-21)
La mujer tomó como objeto fijo a la persona misma de Jesús, con fe, concentrada en “el toque” ella se vería libre de una larga enfermedad. Veremos algunas sanidades parecidas durante el ministerio de Jesús. Algunos obtienen sanidad aún sin conocer sus promesas ni provisiones. Son movidos por un impulso interior de fe que obtiene resultados.
El camino de la medicina y la ciencia médica
Muchas enfermedades se pueden aliviar asistiendo al médico y a los hospitales y clínicas, o simplemente siguiendo consejos e indicaciones que la ciencia médica ofrece de manera preventiva o curativa. La ciencia médica puede operar como un milagro divino que Dios utiliza. Dios puede dar la destreza al médico para atacar una dolencia exitosamente. Dios se puede glorificar utilizando estos instrumentos humanos y aún los grandes avances científicos y tecnológicos.
El camino de la obediencia y la reverencia a Dios (Exodo 15:26 – arriba)
La desobediencia a lo ordenado por Dios y el poco respeto a objetos consagrados, provocó, según la biblia, juicios de Dios. Fueron castigos de enfermedad o muerte que varios sufrieron por irreverencia y desobediencia. La obediencia y la reverencia entonces son caminos no solo para evitar juicios, sino para traer sanidad y medicina. De esto abundan de ejemplos las Sagradas Escrituras: “Si se humillare mi pueblo… oraren, y buscaren mi rostro… perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra…” 2 Cr 7:14
Porque el que come indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros… II Co. 11:29-30
Jesús les dijo a diez leprosos (Luc. 17:14) que fueran a mostrarse a los sacerdotes, quienes darían el dictamen de que ellos habían sido sanados. Vieron la sanidad mientras iban, en obediencia y fe, no antes.
Quizás el Espíritu Santo le muestre otros caminos, pero de seguro su provisión no estará en “un ángel que mueve el agua del estanque”… (Jn. 5:4) o en la “sombra de Pedro”… (Hch. 5:15) sino en una provisión más accesible y segura…