LA BUENA NOTICIA DEL REINO
"Vayan y anúncieles que el reino del cielo está cerca."
A menudo, los cristianos hablan de la "buena noticia" o el Evangelio. Pero, ¿estamos seguros de conocer cuál es esta buena noticia para poder comunicarla a otros?
La noticia central en el cristianismo es buena porque es un mensaje de salvación nos dice de lo que hemos sido salvados, cómo hemos sido salvados y para qué hemos sido salvados.
¿De qué hemos sido salvados?
Para entender las buenas noticias, primero hay que entender las malas. La Biblia enseña que Dios nos creó para que le amemos. Pero en cambio, desde el primer hombre y mujer que Dios creó hasta nosotros, hemos rechazado a Dios. Hemos desairado sus reglas y buscamos establecer las nuestras. Hemos elegido dar más importancia a nosotros mismos que a Dios.
Esto es a lo que la Biblia llama " El pecado rechaza el derecho de que Dios esté al mando de nuestras vidas para decirnos qué es correcto y qué es incorrecto y para establecer los límites de nuestros deseos.
Y como Dios gobierna con Santidad y Justicia, no dejará que el mal se salga con la suya, por lo que promete un día dar a la humanidad lo que se merece castigo eterno.
¿Cómo somos salvados?
Por lo tanto, ¿cuál es la esperanza que ofrece el Evangelio? La buena noticia es que Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día
¿Por qué es bueno esto? Porque Jesús recibió lo que merecíamos para que nosotros pudiéramos obtener lo que él merecía Jesús fue maldecido para que nosotros pudiéramos ser bendecidos Nuestro pecado fue puesto en Jesús para que su justicia se nos otorgara a nosotros Jesús fue abandonado por Dios para que nosotros pudiéramos ser reconciliados con Dios.
Ahora, esta salvación en Jesús no es automática se ofrece a aquellos que creen, y como consecuencia dependen de él y le obedecen.
De acuerdo a las Escrituras, el otro lado de la moneda es el arrepentimiento. Arrepentirse significa dar la espalda, abandonar el intento de gobernar nuestras propias vidas y de volvernos a Dios. Es renunciar a nuestro reinado (con nosotros en el trono de nuestras vidas) para que se establezca su Reino en nosotros.
El Evangelio es buena noticia porque proclama una salvación que Jesús ya ha logrado y que sólo necesitamos recibir.
¿Para qué hemos sido salvados?
La Biblia nos enseña que todos aquellos que aceptan a Jesús como su Salvador son declarados justos por Dios, tienen paz con Dios y acceso íntimo a él. Son adoptados por Dios como hijos e hijas. Se les da una nueva familia (la iglesia) para ayudarles a crecer en la fe y en el amor. Se les promete una herencia eterna. Un cielo nuevo y una tierra nueva que Dios creará cuando Cristo regrese para completar todas las cosas.
Los creyentes en Jesús son liberados de la pena del pecado. También son liberados del poder del pecado. Cuando un creyente acepta a Jesús, el Espíritu Santo vive en ellos y les permite vivir rectamente, aunque aún lucha contra el pecado.
La buena noticia compartida
La Biblia nos señala que antes de que Jesús llegara a esta tierra, Juan predicaba "Arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios, porque el reino del cielo está cerca" (Mt 3:2). Más adelante este mismo era el mensaje central de Jesús (Mt 4:17) y enseñó acerca de él en el Sermón del Monte y en su oración "Venga tu reino. Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo." (Mt 6:10) exhortándonos a buscar primeramente el reino de Dios y su justicia (Mt 6:33).
El Reino ya está entre nosotros porque ha invadido el dominio de Satanás y ha asegurado la victoria final. De alguna manera el Reino viene cuando la persona recibe a Cristo como Salvador, es sanada o liberada, o es tocada de una manera divina. Pero la futura consumación del reino de Dios (el tiempo cuando todo mal y rebelión serán eliminados) es la esperanza ferviente del cristiano. Entonces con los discípulos oramos, "venga tu reino", tanto ahora como cuando Cristo regrese.
El rapto de la iglesia, la venida de Cristo por los suyos, pondrá en marcha la consumación y realidad del reino eterno completo. El ángel declarará: "Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo y él reinará por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 11:15).
El poder del Reino, manifestado en la Cruz, la resurrección, y la ascensión, fue transmitido a todos los que serían llenos del Espíritu. La era del Espíritu es la era de la iglesia, la comunidad del Espíritu. Por medio de la iglesia, el Espíritu continúa el ministerio del reino de Jesús mismo, y la manera en que lo hace es a través de nosotros compartiendo las buenas nuevas de que "El Reino de los cielos se ha acercado...".