IDENTIDAD MISIONAL

“Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. Hechos 8:4”

La mejor característica de una iglesia misional es su genuino compromiso con la gran comisión. Esta es la imagen que proyectaba la iglesia naciente en libro de los hechos. Frente al peligro de una desalmada persecución (“Saulo, respirando todavía amenazas y muerte contra los discípulos del Señor…” Hechos 9:1) no sucumbieron, y mucho menos dejaron de hacer lo que entendían era su mandamiento primario… anunciar el evangelio.

Esta actitud valerosa no surgió de inventar apariencias o seguir intereses ocultos. Era la evidencia de una iglesia que tenía una identidad clara y un sentido de propósito definido (Misión). Estas son características indispensables para los creyentes que forman parte la respuesta en los momentos cruciales de la historia. Es un impulso que se activa por el poder del Espíritu Santo y la revelación del significado de la Gracia de Dios.

No sólo la iglesia primitiva mostró ésta identidad inquebrantable. También la vemos en la iglesia perseguida en China y otras regiones del mundo hostiles al Evangelio. Se evidenció claramente en el despertar de la iglesia durante el avivamiento pentecostal. Es nuestra oración que sea el impulso que mueva a nuestra Iglesia en la era “Post Pandemia COVID19”. Porque en definitiva esta es la Iglesia que Cristo vendrá a buscar en su próxima venida.

Esta Iglesia, que cuenta con una identidad misional colectiva, está formada por creyentes que tienen una identidad misional en lo individual. Los efectos de su influencia en éste mundo son superiores suma de sus acciones esperadas en forma individual.  Esto se llama “sinergia”; producen una cosecha “treinta, sesenta y hasta cien veces más numerosa de lo que se había sembrado…” Marcos 4:20 NTV.

¿Cómo se cultiva ésta identidad misional?

La identidad misional está ligada a un estilo de vida de devoción (oración) y a una claridad en nuestra comprensión de que SER iglesia contiene principios como los siguientes:

  1. Nuestras prioridades están definidas por la manifestación de la Gloria de Dios y el alcance de los perdidos.

  2. Dios está activo en el mundo obrando para redimir a la creación entera; la tarea de la iglesia es participar en ésta misión. (¿Qué estás haciendo Tú, Señor, y como puedo colaborar?)

  3. No es que Dios tiene una misión para su iglesia en el mundo, sino que Dios tiene una iglesia, un pueblo, para cumplir SU misión en el mundo.

  4. La iglesia es una entidad misionera que ha sido enviada y que opera como tal en su contexto local.

  5. Las palabras de Jesús en Juan 20:21 “Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes” son el meollo de nuestras intenciones, el dínamo de nuestras acciones.

Estos principios de vida son una excelente decisión para aquellos que desean forjar una identidad misional personal, como individuos, para aquellos que anhelan una activación de ese impulso misional que ha caracterizado a la iglesia en sus momentos más determinantes y es lo que necesitamos para seguir siendo relevantes en un mundo que tiene tanta necesidad de la manifestación del Poder del Evangelio.