TESTIGOS
…y me seréis testigos… Hch. 1:8
Al evangelizar o compartir tus experiencias como hijo de Dios no es tan importante lo que sabes, sino a quien conoces.
Uno de los primeros cánticos que aprendí recién comencé a asistir a la Iglesia era:
Yo soy testigo del poder de Dios
Por el milagro que Él ha hecho en mi…
Yo estaba ciego, mas ahora veo la luz
La luz divina que me Dios Jesús.
Testificando lo que Él nos ha hecho
Muchos de los relatos del nuevo testamento son sobre el impacto que hizo el Señor Jesús en vidas humanas normales y sencillas y que movió a estas personas a contarle a otros su experiencia. Solo estos relatos, no sermones ni conferencias, ni talleres o charlas motivadoras fueron semillas que atrajeron a otros al maestro y por medio de estas reacciones muchas almas recibieron el mensaje de salvación.
La samaritana: “¡Vengan a ver a un hombre que me dijo todo lo que he hecho en mi vida! ¿No será éste el Mesías?”. Juan 4:29 NTV
Un ciego de nacimiento que fue sanado: “…El hombre al que llaman Jesús hizo lodo, me lo untó en los ojos … ¡y ahora puedo ver! Juan 9:11 NTV
Jesús esperaba que algunos solo dijeran lo que les había pasado:
Al endemoniado liberado por el Maestro, le dijo: Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Lucas 8:38-39
Al apóstol Pablo, por medio de Ananías, le encargó lo siguiente: “…tú serás su testigo ante todo el mundo de esto que has visto y oído.” Hechos 22:11-15 RVC
Lo que has visto y oído
Esto corresponde al compromiso que sintió el escritor Lucas al escribir su segundo gran documento, el Libro de los Hechos cuando detallaba en su introducción sus intenciones al dejar plasmado en blanco y negro todo lo que pudiera acerca de los acontecimientos relacionados con la vida del Hijo del hombre y la de aquellos que le siguieron:
“…hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar…”
Luego que Jesús murió y resucitó, el evangelista y escritor Lucas resalta:
“…se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios…”
¿Soy testigo?
¿Qué ha hecho Dios en ti, que para explicarlo no necesites un versículo bíblico, ni un lenguaje religioso que solo entiendan los hermanos de la iglesia?
Para los grandes cambios que están ocurriendo, necesitamos una “fe, no fingida”, ni tampoco adornada con las muletillas de nuestras arengas pentecostales. ¿Qué cosas sobrenaturales Dios ha hecho en ti, que te convencieron de seguirle, venir a la iglesia, a la escuela dominical, a servir en algún área de ministerio, que te llevan a orar cada día, a alabarle y adorarle y… a testificar de Jesús? En estos días, para muchos seguidores de Jesús, nuestro cristianismo está por ser sometido a la más difícil prueba: testificar sin predicar, sin enseñar biblia o teología, TESTIFICAR DESDE EL CORAZÓN… desde la experiencia humana, porque “acomodar lo espiritual a lo espiritual” debe surgir desde lo natural, lo simple, como Cristo lo hacía.
Lo que Jesús hizo y enseñó
Bastante nos hemos dedicado a explicar al mundo lo que Jesús y los apóstoles enseñaron, los mandatos que trasmitieron. Pero los miles que se convirtieron al inicio, fue basado en el relato de lo que El había hecho. Los líderes repitieron, como insistía Juan el apóstol, aun cuando era más anciano: “Les anunciamos al que existe desde el principio, a quien hemos visto y oído. Lo vimos con nuestros propios ojos y lo tocamos con nuestras propias manos…” Juan 1:1 NTV
Jesús está entre nosotros hoy, construyamos un nuevo testimonio de lo que se puede tocar y ver, de lo que El ha hecho con nosotros…