MINISTERIO FIEL HACIA UNA NUEVA REALIDAD MUNDIAL
Iniciemos recordando dos verdades que deben estar claras en nuestras vidas:
El Espíritu Santo no anda haciendo ajustes a la dirección de su Iglesia en reacción a los acontecimientos, por globales que sean, ni tiene que acomodarse a ninguna tendencia socioeconómica o geopolítica, positiva o negativa. Él dirige la Historia; los acontecimientos nunca lo toman por sorpresa. Él actúa en nosotros llevándonos en una preparación anticipada hacia la ruta que debemos seguir basados en La Gran Comisión y nos dirige a la acción en los escenarios que Él nos va revelando proféticamente.
La Iglesia debe mantener un enfoque presente y futuro dirigiendo estrategias y estilos de vida cristiana hacia el mundo que nos rodea. No debemos centrarnos en introspección (hacia adentro), sino examinar la sociedad transformada por los fenómenos, los cambios en las personas, las nuevas características que debemos abordar en función de una conquista intencional y apasionada de las almas.
Con esta claridad, revisamos algunos elementos fundamentales de la existencia de la Iglesia que Cristo estableció tras el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés.
Debemos cumplir el llamado a servirle y glorificarle
Recordemos que el “ministerio fiel” no es la búsqueda de cosas que hay que hacer en el Reino de Dios, sino visualizarnos cada uno, como redimidos, como nacidos de nuevo, como hijos de Dios, como nación santa, como pueblo adquirido por Dios, como templos del Espíritu Santo, como discípulos de Cristo, como personas con un propósito de Dios para nuestras vidas. Debemos llegar al conocimiento de Cristo y a cumplir nuestro destino: ser para alabanza de la gloria de Su Nombre.
Debemos encontrar el verdadero significado de ser cristianos
Dios no nos creó y llamó al ministerio fiel para que seamos felices y que todos los problemas de la vida se resuelvan. Él quiere que recibamos los dones, habilidades y experiencias que nos lleven a cumplir su propósito para nuestras vidas. No siempre esa “realización en Dios” va a estar acompañada de risas, satisfacciones, comodidades y aprovisionamientos. Pero no habrá mayor gozo eterno que escuchar de Dios, allá en su presencia: Ven buen siervo y fiel, sobre poco fuiste fiel, sobre lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor.
Debemos hallar el sentido y significado de ser llenos del Espíritu Santo
El Espíritu Santo encuentra morada en nuestro ser con el Nuevo Nacimiento. Esto no se da por voluntad de hombre sino porque nuestro Padre que está en los cielos así lo determinó. Al ser llenos del Espíritu Santo, quedamos equipados de los dones espirituales necesarios para cumplir el plan de Dios en nuestras vidas. Y al utilizarlos en el cumplimiento de Su Voluntad durante nuestras vidas llegamos a nuestra “realización en Dios”. Durante ese proceso, el Espíritu Santo nos transforma, construyendo dentro de nosotros un hombre o mujer nuevos, con nuevo diseño, aun utilizando el mismo cuerpo, mente y espíritu. También nos da poder y nos reviste de autoridad en la cruenta batalla contra toda entidad espiritual o movimiento humano que pretenda obstaculizar la obra de Dios. Ese Poder que levantó a Cristo de entre los muertos nos respalda, mientras actuamos en su voluntad divina para vencer el poder del pecado, de la carne, de la muerte, del temor y de la culpa. Ese Poder revestirá nuestros cuerpos mortales dándonos inmortalidad y la composición corporal, habilitándonos para ser trasladados a la presencia misma del Padre y vivir con Él por la eternidad en el Reino Celestial.
Debemos vivir adecuadamente nuestro presente, para asegurar nuestro futuro eterno
Necesitamos depender de su dirección perfecta, preguntándole todo el tiempo al Espíritu Santo: ¿Qué estás haciendo? Luego debemos suscribirnos a su mover, preguntándole: ¿Cuál es mi rol en la ejecución de tus planes y propósitos?