KOINONÍA FRUCTÍFERA

Juntos alababan a Dios, y todos en la ciudad los querían. Cada día el Señor hacía que muchos creyeran en él y se salvaran. De ese modo, el grupo de sus seguidores se iba haciendo cada vez más grande.
— Hechos 2:47 TLA

Se trata de esperar resultados de los tiempos de comunión, o socialización entre los hermanos.  Ya aprendimos acerca de los resultados que producen que los hermanos “habiten juntos en armonía”. 

¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! … Porque allí envía Jehová bendición, vida eterna.
— Salmos 133:1-3

ATRAER HACIA NOSOTROS (fuerza centrípeta)

Algunos podrían estar esperando que la “bendición y vida eterna” o sea bendición y salvación, sucedieran como algo automático, que las personas sintieran una influencia cósmica que los atrajera para recibir bendición y vida eterna.  Puede pasar, y ha sucedido, que las personas se sientan curiosos y vengan a exponerse a ese “algo” que cambió la vida de estos creyentes.  Eso creyeron por siglos la comunidad del pueblo de Israel.  Se le llama “fuerza centrípeta” a aquella fuerza que se ejerce en forma giratoria hacia el centro o hacia el eje (hacia adentro).  El llamado al “Padre Abraham”, con la promesa de hacerlo una gran nación para que, de su descendencia, fueran bendecidas todas las familias de la tierra no fue atendido (…y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. Gen.28:14).  Establecieron un centro de adoración y luego una ciudad de adoración, llamada Sión la ciudad del Gran Rey David.  Allá, a Jerusalén llegaban todas las tribus y pueblos de alrededor para contemplar la grandeza de Salomón y del hermoso templo dorado que se había erigido en honor de Jehová de los Ejércitos.

El concepto de un “único Dios” fue por milenios algo demasiado revolucionario y contrario a tribus que desde tiempos ancestrales adoraban a muchos dioses.  Practicaban el paganismo.  Los israelitas se segregaron a sí mismos.  Los demás no seguían las normas de la Ley de Moisés.  Todos odiaban a los judíos, y si se juntaban con ellos era por beneficios comerciales y estratégicos, no tanto como para adorar a su único Dios.  No se convertían.

La visión de ser de bendición a todas las familias de la tierra se diluyó. Ellos se fortalecieron como un pueblo de Dios, regidos por normas estrictas y un desprecio a las naciones a las cuales llamaban “gentiles” cuyo valor como personas no superó al valor de un perro.  Pero no fue así en el corazón de Dios quien siguió dando señales de interés en las otras naciones para salvación.  Jonás fue enviado a Nínive, para evitar que fueran juzgados por su idolatría y múltiples pecados de inmoralidad.  Jesús trae a memoria historias de no-judíos, que recibieron una “ventana de gracia”.  “… muchas viudas había en Israel en los días de Elías… pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio.  Lucas 4:25-27

IR HACIA OTROS (Fuerza centrífuga, que parte, del centro hacia afuera, con la misión de extender el Reino de Dios y bendecir a todas las naciones).

Dios ha enviado a Emanuel (Dios con nosotros) creando una “koinonía fructífera” con los hombres.  El Evangelio trae la novedad de la invitación a los no-judíos adoptándolos para ser Pueblo de Dios e hijos de Dios.  (vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios 1Pedro2:10).  Ante el fracaso misional de Israel, Dios invita a la Iglesia a un movimiento centrífuga (fuga desde el centro) y les dice: “ID” , les dice: “AMEN – de amar”, les dice: “HAGAN DISCÍPULOS”, les dice: NO DEJEN DE CONGREGARSE, les dice: BRILLEN, les dice: “RUEGUEN A TODOS”:  Reconcíliense con Dios.

Hermanos, no fracasemos como Israel, creo que nos hemos arrepentido de nuestra esterilidad.  Esperemos que no sea un acto emocional, ni que sea un despertar intelectual solamente.  Dios estará listo para transformar a todo aquel que quiera responder al llamado de la Gran Comisión.  Entendamos que no es una opción, más bien una evidencia de nuestra salvación, es un mandato ineludible.  No solo oremos por esto, pongamos un pie adelante y el otro atrás dispuestos a romper la inercia, no le neguemos con nuestras OMISIONES de actuar a tiempo.  Hay mucha necesidad alrededor y Panamá necesita de el Shaddai como un ejército ganador de almas.

Rev. Jorge Echazábal