SEMBRADORES DE ESPERANZA

La gran tempestad rugió durante muchos días, ocultó el sol y las estrellas, hasta que al final se perdió toda esperanza.
— Hechos 27.20

En el libro de Hechos, entre el capítulo 27 y 28 podemos leer que un barco con doscientas setenta y seis personas, entre ellos el apóstol Pablo y otros prisioneros más, navegaron en medio de una tormenta tan fuerte, “hasta que al final se perdió toda esperanza”. 

Sin embargo, a pesar del terrible momento en que se encontraban, el apóstol Pablo, no solo mantuvo la calma, sino que ayudó a la tripulación y a sus compañeros de viaje a tranquilizarse, ¿cómo lo hizo? ¿de dónde sacó el valor para animar a otros? De este hecho, podemos extraer algunas aplicaciones:

Debemos Estar Siempre Alertas

“Señores, creo que tendremos problemas más adelante si seguimos avanzando: naufragio, pérdida de la carga y también riesgo para nuestras vidas” Hechos 27.10

Pablo no estaba desconectado de su entorno, él sabía que si seguían navegando en esas condiciones sufrirían; por lo tanto, cumplió con su deber de advertir a la tripulación, pero hicieron caso omiso.

Como creyentes, debemos conocer el estado de situación del mundo en que vivimos, es peligroso y muchas personas están en riesgo de perder la salvación; ahora bien, alguien debe levantar la voz y advertirles que “en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” ...Así sea que seamos ignorados.

A Mal Tiempo, ¡Dios Está!

¡Pero anímense! Ninguno de ustedes perderá la vida, aunque el barco se hundirá. Pues anoche un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien sirvo estuvo a mi lado y dijo: “¡Pablo, no temas, porque ciertamente serás juzgado ante el César! Además, Dios, en su bondad, ha concedido protección a todos los que navegan contigo”. Así que, ¡anímense! Pues yo le creo a Dios. Sucederá tal como él lo dijo, pero seremos náufragos en una isla». Hechos 27.21–26

Pablo no estuvo exento de las inclemencias del mal tiempo, perdido a la suerte del viento, a punto de hundirse y naufragar, igual que el resto; sin embargo, Dios lo visitó, y le dio un mensaje de salvación para él y los que navegaban, y lo comunicó "fuera o no el tiempo oportuno.”

Como cristianos, vamos a tener “tormentas” y problemas en la vida, pero al igual que a Pablo, Dios puede visitarnos en la noche más oscura y darnos un mensaje de esperanza y salvación.

Esa buena noticia de salvación en Cristo Jesús debe ser predicada, cierto es que estamos viviendo tiempos oscuros de pecado... Todas las generaciones han tenido desafíos, no estamos eximidos. ¡Cumplamos con nuestra labor!

Alguien dijo que: “es pues la época de los auténticos evangelizadores; es el momento de los cristianos que reconociendo esa sed contemporánea de Dios decidan convertirse en educadores del Evangelio, de su teoría y sobre todo de su práctica; es la hora de los comunicadores que saben descubrir el deseo de tantas criaturas por llegar a “ser” y no solamente por “tener”; es el tiempo de los constructores de puentes y de los sembradores de esperanza.”

 

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