CONSTREÑIDOS POR EL AMOR
El apóstol Pablo, en la segunda carta a los Corintios 5:14 - 21 hace un alto en sus pensamientos para decir que hay algo que lo “constriñe”, obliga, y que se impone sobre él. El siente que esto lo controla, que dirige sus acciones. Es el amor de Cristo. Pero no es una idea abstracta; no es sólo producto de una inspiración momentánea.
Él ha llegado a una conclusión que ha despertado nuevos instintos dentro de su alma. Esto es lo que ha empezado a revolucionar su ser interior:
Ya que creemos que Cristo murió por todos, también creemos que todos hemos muerto a nuestra vida antigua. Él murió por todos para que los que reciben la nueva vida de Cristo ya no vivan más para sí mismos. Más bien, vivirán para Cristo, quien murió y resucitó por ellos.
Sucede que al morir Cristo en lugar de nosotros, es como si nosotros también hubiéramos muerto. Pero en el caso de nosotros es el final de nuestra vida anterior a la revelación de toda esta verdad. No sabemos exactamente hasta dónde es el alcance de esta muerte hasta que empezamos a experimentar los cambios en nuestras vidas cuando comenzamos nuestra vida cristiana como “nacidos de nuevo”.
Nicodemo, el hombre que le visitó de noche para conocerle (Juan 3:1-11) recibió la misma verdad de boca del Maestro. Nicodemo quería saber hasta dónde llegaban los cambios que debían producirse en su vida para asumir que ya vivía o practicaba lo que Cristo enseñaba. El Señor le interrumpió diciéndole: “a menos que nazcas de nuevo no podrás entrar en el Reino”… Pablo comunicó a los de Corinto sus conclusiones:
…”todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado!”
Cosas que demuestran el cambio: (lea 2 Corintios 5)
- Se vive por fe – Se cree firmemente y sin fluctuar estas verdades.
- Se renuncia totalmente al estilo de vida anterior a conocerle. Su Espíritu se encarga de guiarnos a través del cambio.
- Se ve a uno mismo, a los demás y a Cristo de una manera especial y transformadora:
- A uno mismo, sabiendo que hay una nueva dimensión de vida que incluye nuevos pensamientos, acciones y realidades.
- A Cristo, como viviendo dentro de nosotros, teniendo su mente, su modelo de vida, su pasión y amor por la humanidad.
- A los demás, como teniendo una deuda con ellos. Con el único impulso de amarlos y atraerlos a una nueva relación con Dios:
- Como embajadores de Él, hablamos en nombre de Él.
- Llegamos al punto de rogar ¡como si él lo hiciera por medio de nosotros!
El Apóstol está hablando de una revolución en su interior de una especie de fuego que lo mueve a una conducta quizás un poco extraña para sus oyentes. Su persistencia se debe al amor de Cristo derramado en su interior. Este amor no cabe en la “vieja criatura”. Solo se activa en un nuevo recipiente, en una persona que ha nacido de nuevo, en un verdadero cristiano. Hoy tenemos este espejo frente a nosotros. Nos reflejará?