ILUMINADOS POR DIOS
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.
- 1 Pedro 2:9-10 -
NO OLVIDEMOS que fuimos llamados de un estado de tinieblas a un estado de luz que la Biblia llama admirable. Conviene estar conscientes de la bendición que representa salir de oscuridad por el poder de Dios y por su misericordia.
“…para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados”.
- Hechos 26:18 -
¿Qué dice la Biblia que es el estado de tinieblas?
Si juntamos los dos versículos bíblicos mencionados, tendríamos que el estado de tinieblas representa:
Estar fuera del pueblo de Dios
No haber alcanzado misericordia
Estar bajo la potestad de Satanás
No tener el perdón de Dios
No tener herencia de parte de Dios
La oscuridad natural
Físicamente, o terrenalmente hablando, la oscuridad, la falta de luz es el tiempo en que Dios nos permite el descanso y la recuperación del desgaste ocurrido en las actividades del día. La noche es bienvenida por su calma y por el cese de ansiedades y afanes. Aunque trae tinieblas, estas nos visitan solo una parte del día y cada vez que aparecen, con ella viene la seguridad de que el sol devolverá la claridad: la oscuridad de la noche se retirará.
El Reino de Luz y el reino de las tinieblas
Hay un Reino de luz en el cual Dios gobierna e interviene con su amor y mantiene una relación de gobernante justo, dadivoso y perdonador con los que por su gracia han entrado. Hay otro reino oscuro, una triste condición, donde las personas no encuentran sentido de su existencia porque sencillamente Dios no está allí, vivo y activo. Es el reino de las tinieblas. Podemos respirar, caminar, planear y convivir en esta tierra como cosa normal, pero estando en tinieblas realmente no hay vida, no hay propósito que valga la pena y, sobre todo, Dios, ni está involucrado en esa vida, ni involucra a esas personas en sus designios y planes. Por eso Cristo dijo: Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia y también dijo: “Yo soy el camino…” El vino para redireccionar nuestras vidas y encaminarlas al Reino de su Luz admirable.
Las tinieblas espirituales en que antes andábamos eran una noche permanente, sin la esperanza de luz para alcanzar metas de vida y cumplir el designio de Dios, alineados a un camino y un destino sobre la tierra y más allá… Bendito el día en que Dios vino a nosotros, extendió su mano y nos sacó de esa esfera sin esperanza y sin sentido y nos planteó la oportunidad de conocer su luz dándonos una condición de pertenencia, una proyección de vida y un futuro… ¡Gloria a Dios!